Resumen:
Ante la crisis económica desencadenada por la pandemia COVID-19, aquellos trabajadores que no estaban en relación de dependencia sufrieron la pérdida de sus ingresos durante el período de aislamiento. Es por esto que, para que puedan realizar su trabajo, minimizando los riesgos de contagio, se realizaron protocolos de prevención, para aquellos trabajadores que realizan tareas en domicilios ajenos, diferenciados por actividad, y también para quienes los reciben en sus hogares. En ambos, se detallan los EPP a utilizar y las recomendaciones para actuar, con el objetivo de prevenir el contagio de la enfermedad. A su vez, se estableció la necesidad de llevar un registro de todos los domicilios visitados, y de los trabajadores que ingresan a los distintos hogares, con el fin de llevar una trazabilidad, por si se detecta un caso positivo de coronavirus. Para desarrollar los protocolos, se investigó al virus y sus mecanismos de contagio, identificando así que la desinfección continua de superficies y manos es el mejor método de prevención, junto con el uso de elementos de protección personal. Se realizó una matriz de criticidad del riesgo de contagio, considerando cómo afecta el virus a la persona, y cómo lo hace considerando a la persona y sus vínculos sociales. Esta última resulta ser más grave, ya que podría llevar a la saturación del sistema de salud. Por último, también se investigó la cobertura de las ART a los trabajadores contagiados, y se pudo identificar que, aquellos que cuenten con la habilitación para trabajar y puedan demostrar que el contagio provino a causa del trabajo, tendrán la cobertura de su ART, siempre que estén afiliados a una.
Mail autores Ana Clara Sanchez <anitaa.sanchez7@gmail.com>